miércoles, 28 de julio de 2010

Deterioro moral e ideológico a los 165 años de nuestra Independencia Nacional


En este 165 aniversario de nuestra Independencia Nacional podríamos hablar de muchas cosas relevantes que pasaron en esta epopeya histórica. Podríamos hacer mención del malestar político que vivía Haití en 1843, lo cual permitió el desenvolvimiento conciso de la enmacipación del pueblo dominicano. Podríamos dialogar sobre la influencia que duarte recibió en Europa, la cual ensambla su creatividad para formar una sociedad secreta con la visión de crear un Estado independiente.
Hablaríamos de los diferentes grupos que luchaban internamente para separarnos de Haití, de cuáles intereses perseguían y por qué sus proyectos no se concretaron, o mas interesante aun, debatiríamos en que situación socio-política inicia nuestra maltratada historia de república independiente y cuál fue su desenlace.

Temas interesantísimos surgirían de los cuales podríamos indagar detalladamente.
No obstante, este 27 de febrero nos hemos propuesto tener una visión mas crítica y sincera, para encaminarnos a una profunda reflexión de cómo andamos como nación, de qué tan distanciado estamos de los fundamentos originarios que nos llevaron a ser un país libre e independiente. Analicemos minuciosamente el deterioro morral e ideológico que han sufrido los fundamentos duartianos desde el inicio de la pregonación de su filosofía de una nación libre, con valores morales y patrióticos que eran vociferados desde el 1938 a través de La Trinitaria.


¿En realidad consideras que somos un pueblo libre? ¿Dónde está la honestidad de los que rigen las riendas gubernamentales? ¿Con qué moral pueden poner el orden los que en encabezan las instituciones castrenses después de tantos escándalos de corrupción? ¿Dónde está la escandecente chispa patriótica que alumbraba la idiosincrasia del dominicano?
¿Será que les dejaremos a nuestros hijos una nación hundida en los suburbios de la putrefacción y no vamos a ser nada para cambiar nuestra realidad?


Las revoluciones sangrientas pasaron a la historia, los nuevos mecanismos de revolución consisten en una lucha de principios e ideologías que siembran en el seno de la nación la inquietud de que tan mal estamos y qué debemos hacer para cambiar. Nosotros abogamos por una revolución evolucionada, que marque el inicio de una nueva era de crecimiento y prosperidad en nuestro país.

Cuando hablo de crecimiento y prosperidad que nadie se atreva a confundir la prosperidad de una clase con el crecimiento económico de una nación, porque son situaciones muy divorciadas de la realidad nacional. Aquí todos sabemos que nuestra clase media se asfixia en medio de este caos. El alto costo de la vida se ensancha como implacable monstruo a una sociedad que tiene deseos de crecer.
Las despiadadas tarifas eléctricas, los altos impuestos, la devaluación del peso y la falta de circulante nacional destruyen a los pequeños y medianos comerciantes, provocando de esta manera una amplia ola de desempleo en todo el territorio nacional.

Que éste 165 aniversarios de nuestra independencia nacional acongoje nuestro corazón y que nos haga meditar de qué podemos hacer para que la patria que Duarte, Sánchez y Mella fundaron pueda mejorar, porque la realidad actual de República Dominicana es lamentable.



César Fernández

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