martes, 27 de julio de 2010

La muerte de Trujillo y el complot del 30 de mayo

La muerte de Rafael Leonidas Trujillo Molina el 30 de mayo del 1961 no fue un acontecimiento fortuito que transcurrió de la noche a la mañana, sino que una serie de factores y acontecimientos incidieron para que este hecho pudiera ser llevado a cabo exitosamente, pero para estudiar tal situación debemos dividir la investigación en dos bloques. El primero de ellos seria el motivo personal de la mayoría de los implicados para matar a Trujillo y el segundo los cinco sucesos fundamentales que sirvieron de indicador para delatar que el régimen estaba viviendo sus últimos días.

El primero de esos hechos fue la invasión de Constanza, Mamón y Estero Hondo, realizada el 14 de julio del 1959, dirigida desde Cuba por líderes revolucionarios dominicanos que contaban con el apoyo de Fidel Castro, la cual estaba destinada a derrocar el régimen Trujillista. No obstante, fueron capturados y asesinados de la forma mas despiadada que ojos humanos hallan contemplado. Sin embargo ésta masacre sirvió para despertar la chispa patriótica dominicana, incrementó el repudio a Trujillo y a sus sabuesos y aumentó el deseo de derrocar aquel funesto sistema, por lo que un grupo de jóvenes formaron un movimiento de izquierda llamado el 14 de Junio en honor a los caídos en la expedición.

El segundo y tercer caso están muy concatenados, concierne al atentado realizado en contra del Presidente de Venezuela Rómulo Betancourt el 24 de junio del 1960, el cual pudo salvar la vida milagrosamente. Como consecuencia su gobierno convoca una cumbre con la OEA y los Ministros de Relaciones Exteriores y acuerdan romper relaciones comerciales y diplomáticas con República Dominicana e imponerle al país una serie de sanciones que agravaron la crisis económica nacional.

El cuarto incidente se realiza el 25 de noviembre del 1960 con el asesinato de las Miraban; Patria, Minerva y María Teresa. Tres valientes hermanas que habían luchado abiertamente en contra de la dictadura y que pertenecían al movimiento clandestino 14 de junio. Fueron ultimadas a palos en unos cañaverales cuando regresaban de visitar a sus esposos que se encontraban presos en la ciudad de Puerto Plata. Luego de apaleadas fueron montadas el Jeep que se transportaban, tratando de simular un accidente automovilístico. Éste atroz crimen entristeció el alma de todos los dominicanos que sabían la realidad de la historia.

El último martillazo en contra de la dictadura lo realiza la Iglesia Católica, leyendo una Carta Pastoral el 31 de enero del 1961, en la cual se pronunciaba públicamente en contra de los macabros actos realizados por el régimen Trujillista, los cuales habían causado una profunda cicatriz en los hombres buenos y honestos de un pueblo cristiano, como lo era el dominicano.

Indiscutiblemente los días de Trujillo estaban contados, no por el fulminante Cáncer de próstata que padecía y que pronto le costaría la vida, sino por el resentimiento que había callado una nación durante treinta largos años y que traería como resultado la muerte del El Jefe.

Éste resentimiento estaba vigente en la mayoría de los que participaron en el complot del 30 de mayo, a pesar de que casi todos ellos tenían estrechos vínculos de amistad o servicio a los Trujillo. Tal es el caso de Antonio de la Maza, el cabecilla del complot, éste era allegado al régimen trujillista por sus relaciones comerciales con la familia. Pero la situación cambió cuando Trujillo encargó al hermano menor de Antonio de la Maza, Octavio, el secuestro de Galíndez en Estados Unidos, junto con un piloto americano de apellido Morphy; y luego para que no quedase evidencia del secuestro mató a ambos. De la Maza juró frente a la tumba de su hermano en 1957 que vengaría su muerte. Ya habían transcurrido cuatro largos años con aquel nudo en la garganta y las ansias de ver la sangre correr.

Igual pasó con Modesto Díaz, el cual desempeñaba un importante cargo en el gobierno, como Presidente de la Junta Central de la Directiva del Partido Dominicano, es decir el partido de Trujillo; una persona muy allegada al dictador, pero su actitud cambió luego de que desobedeciera una orden en la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo. Fue burlado y humillado públicamente en una cena en el Palacio Nacional y luego destituido del Ejército Nacional.

La trama del Teniente Amado García Guerrero es un caso muy interesante, él formaba parte del cuerpo de guardaespaldas personales de Trujillo, según Joaquín Balaguer en Memorias de un Cortesano en la Era de Trujillo explica que la participación del oficial obedeció al rencor que sembró en su pecho la orden que recibió de su superior para que interrumpiera sus relaciones amorosas con la joven con la proponía contraer matrimonio, el pretexto para la negativa era que esa familia era antitrujillista, y como una prueba de fuego tuvo que matar al hermano de la muchacha por pertenecer al Movimiento 14 de Junio.

Así como éstos, cada implicado tenía un motivo personal que lo inducía a la venganza y a desear la muerte del tirano


César Fernández

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