martes, 27 de julio de 2010

La revolución de abril y la intervención Norteamericana del 1965



Grandes cambios sociales, políticos y económicos se acercaban a la República Dominicana luego de la muerte de Trujillo y la salida de sus familiares del país.

En 1962 se organizan las elecciones presidenciales bajo la supervisión de los Estados Unidos y sale electo Juan Bosch, quien inmediatamente comienza un plan de democratización en la nación, tratando de buscar la equidad para todos los ciudadanos y favorecer con algunas medidas a una clase empobrecida y martirizada por un largo régimen de treinta años; esas medidas son rechazadas por los sectores de poder que dominaban la economía nacional y Bosch es derrocado siete meses mas tarde de tomar la presidencia.

Surge un triunvirato, es decir, un gobierno precedidos por tres personas, el cual empeora la situación. Surgen marchas, huelgas, la economía se dispara y la miseria impera, las protestas son reprimidas y el pueblo no aguanta mas, y el 24 de abril del 1965 se tira a las calles pidiendo el retorno de Juan Bosch y la Constitución del 1963.

Aquella gran revolución estaba llamada a realizar una transformación del sistema gubernamental, social y militar del país, porque a pesar de que Trujillo había desaparecido físicamente hacía cuatro años, sus ideales dictatoriales y despóticos seguían encarnados en aquellos que dirigían las directrices de la nación, sus instituciones militares y su vida económica.

Cuatro días de éxito revolucionario había vivido aquel majestuoso movimiento, comandado por militares honestos como lo eran el Coronel Caamaño Deñó y el Teniente Coronel Fernández Domínguez, los cuales recibían el importante apoyo del pueblo dominicano, sin embargo, Estados Unidos no aguantó la magnitud de aquella revuelta y desembarcó 42,000 mil marines el 24 de abril del 1965, con la acostumbrada excusa de salvar vidas y el objetivo fundamental de exterminar la insurrección y proteger sus intereses en el país.

La gesta revolucionaria había evolucionado rápidamente, lo que comenzó con un simple golpe de Estado, se convirtió en una revolución nacional y luego en guerra patria, porque debíamos defender la dominicanidad ante un extranjero invasor, como lo era Estados Unidos.

En solo seis días la República Dominicana se dio a conocer en todo el mundo, en universidades y planteles de enseñanza media de países de América, Europa, Asia y hasta Oceanía, que buscaban en el mapa aquel diminuto país, donde los Yanquis no solo habían intervenido, sino que eran enfrentados militarmente por centenares de miles de personas.

A partir de aquel momentos se separaron mansos y cimarrones, valientes y cobardes, patriotas y entregistas. Decenas de jóvenes armados dirigían los operativos militares en momentos en que muchos soldados de distintos rangos, incluyendo oficiales de alta jerarquía, huían como ratas cuando un barco se está hundiendo, para no enfrentar el ejército más poderoso del mundo, el cual había invadido nuestro inalienable territorio.

Aquella majestuosa gesta revolucionaria marcó una nueva ideología en la idiosincrasia del dominicano, el pueblo tomó conciencia y desarrollo el respeto a la constitucionalidad de la república, por lo que es casi imposible que nuevamente se vea otro golpe de Estado o intervención militar en nuestro país, ya que la nación se dio cuenta de que el golpe de Estado del 1963 no solo fue a Bosch, sino mas bien, a la democracia nacional.




César Fernández

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