martes, 20 de julio de 2010

El punto de partida: ¨los degüellos de Moca y Santiago del 1805¨

Hay un acontecimiento de suma importancia en la historia de la República Dominicana, el cual no se menciona con la frecuencia y rigurosidad que amerita tal hazaña, y es que en éste hecho podríamos encontrar la principal raíz del porqué el repudio y las malas relaciones entre haitianos y dominicanos, incluso cuando aun éramos colonia. Todo inicia a partir de 1805 con los degüellos de Moca y Santiago bajo la orden del general Juan Jacobo Dessalines.
Con la ideología implantada por el padre de la independencia haitiana Toussaint Louverture de que “la isla era una e indivisible”, su sucesor, el general Dessalines, marcha hacia la parte Este, mejor conocido como Santo Domingo Español, que en ese momento era dominado por franceses desde 1795 con la ejecución del Tratado de Basilea que cedía toda la isla a Francia. El objetivo del general era apoderarse de Santo Domingo y sacar a los franceses de la isla, por el temor de que éstos organizaran una expedición en contra del naciente Estado y frustraran la primera independencia negra en el mundo proclamada hacia apenas un año.
Aquella campaña militar inicia el 16 de febrero del 1805 con devastador contingente que se abrió paso por Las Matas, Azua, Baní y hasta las proximidades de Santo Domingo, donde encontró mayor resistencia, ya que Francia había enviado cinco grandes buques para enfrentar al ejército haitiano. Sin más preámbulo Dessalines ordena la retirada y es aquí donde realmente inicia la travesía.
Aquel implacable ejército implementando la táctica de Tierra Arrasada, la cual consistía en destruir todo a su paso; reduciendo a cenizas los pueblos, aldeas, ciudades y llevando a todas partes la devastación y el hierro, tal como lo menciona el Diario de la Campaña Militar de Dessalines escrito por el Jefe de Estado Mayor, General Bazelais.
No obstante, el punto más bestial y sangriento de éste escenario se ejecuta en Moca y Santiago cuando las tropas haitianas llegan a la comarca la mañana del 3 de abril pasando por cuchillo a todo ser viviente. A las mujeres, según Gaspar Arredondo, sobreviviente de éste hecho y cuyo testimonio ha sido publicado en el Diario de la Independencia escrito por Adriano Miguel Tejada, fueron conducidas a la iglesia y los hombres a la plaza. No hubo resistencia puesto que se esperaba algún indulto o negociación, sin embargo, todos fueron degollados como ovejas acorraladas de forma barbárica. De todas la mujeres solo dos muchachas quedaron vivas al ocultarse debajo de los cadáveres de sus madre y tía y simular sus muertes, cuarenta niños degollados, el cura de la iglesia colgado y un capitán de apellido Lizardo sorprendido en sus casa, fue amarrado a su cama e incendiado.
En éste abominable hecho quizás podemos encontrar el punto de partida que marcó la diferencia definitiva que ha existido entre ambas naciones, alimentada, de igual forma, por hechos tan importantes como los 22 años de ocupación haitiana a cargo de Boyer, en el cual podemos hallar un sinnúmero de atropellos e injusticias cuasi-similares que aún quedan gravados en la memoria nacional dominicana.

Educador

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