miércoles, 28 de julio de 2010

Mi isla Quisqueya




Somos una sociedad orgullosa de su pasado y celosa de su patrimonio cultural, político e histórico, que ha trillado su camino entre profundas desgracias e inmortales héroes ’’.


Para muchos turistas, Quisqueya es una gran isla de miles de kilómetros, una especie de paraíso tropical por la majestuosidad de sus hoteles, costas y playas. Donde su gente es conocida por su diversidad étnica descendiente de una mezcla tridimensional de europeos, indios y africanos que lleva en su sangre la excandecerte chispa de la música, la pelota, el baile y su sabrosa comida que forma parte esencial de la gastronomía nacional.

Para los interesados en cuestiones meteorológicas y geográficas Santo Domingo se encuentra ubicado en la región del caribe, en el centro del Continente Americano. La isla forma parte del archipiélago de las Antillas Mayores y es ampliamente valorada por su importancia estratégica de ser el ombligo del continente, sirviendo de puente aéreo y marítimo para las relaciones comerciales. Pero, se encuentra ubicada en la trayectoria de la vía ciclónica, siendo afectada en varias ocasiones por devastadoras tormentas, y además, está estacionado al borde de la placa tectónica del trópico lo que produce la frecuente ocurrencia de terremotos.

No obstante, para nosotros los aficionados de la historia, cuando hurgamos en el pasado de República Dominicana nos damos cuenta que nuestro país es mucho mas que eso. Somos un pueblo de grandes revoluciones que ha sabido defender su patria a sangre y fuego cuando su soberanía se ha visto amenazada bajo el velo gris del invasor. Las reseñas mas evidentes de lo que sería en lo adelante comenzaron a aparecer desde la sacudida contra el yugo opresor haitiano que terminaría en independencia el 27 de febrero del 1844 hasta cada una de las veces en la que Pedro Santana o Buenaventura Báez quisieron anexarnos o vendernos para enajenar nuestro territorio. Aunque mas adelante en 1916 y 1965 llegaría un enemigo con dientes de acero y ansias de expansión llamados los Yankis, que trataría de doblegarnos a su implacable sistema imperialista; pero una vez mas ahí estábamos enfrentándonos y defendiendo nuestra patria con invaluable gallardía, haciendo eco ha la promesa del mártir, que si Quisqueya fuera mil veces esclava otras tantas ser libre sabrá

Ésta ha sido un país de grandes hombres que han ofrendado su vida y han luchado hasta morir por la causa nacional. Cada vez que la nación se ve amenazada por la mano intransigente del invasor o por el látigo de un gobernante despiadado surge una figura que reencarna el espíritu patriótico característico de nosotros, los dominicanos. La historia ha inmortalizado la audacia y valentía de Duarte y Los Trinitarios, ha inmolado la figura de Antonio Duvergé, ha perpetuado el sable de Gregorio Luperon, ha recalcado las hazañas de Máximo Gómez, ha enaltecido figuras como Antonio de la Masa, Huascar Tejada, Roberto Pastoriza, Amado García Guerrero o Pedro Livio Cedeño. La historia ha resaltado el arrojo y coraje de Caamaño, Manolo y Las Miraban.

Entre devastadoras invasiones, abominables dictadores, intrépidos caudillos y valientes héroes se ha labrado nuestra historia. Nuestra patria merece que cada día demos lo mejor de nosotros para tratar de construir una mejor nación y cambiar el estado de putrefacción que está viviendo nuestra sociedad.




César Fernández

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