martes, 27 de julio de 2010

Gregorio Luperón, adalid de libertad.




“Desgraciado el país que deja que la mano del tiempo borre de la memoria el nombre de sus héroes”
R. Zayas Henríquez


La República Dominicana a parido grandes hombres, ilustres literarios, fabulosos escritores, denotados artistas, célebres oradores y también magníficos militares que han luchado con fiera gallardía y valor espartano para defender nuestra patria cada vez que se ve amenazada por la mano intransigente del enemigo.

Dentro de los nombres de estos grandes hombres hay uno de los que sobresale como estrella resplandeciente en medio de una noche cautiva por la oscuridad. Persona de un temperamento de acero forjado al fragor de las batallas, en donde su espada por siglos ha sido símbolo de libertad y sus hazañas son recordadas con asombro en las presentes generaciones. Gregorio Luperón, adalid de libertad.

Luperón, personaje de suma importancia para la República Dominicana a partir de mediados del siglo XIX, al comenzar su nombre a ser eco luego de la anexión a España consumada el 18 de marzo del 1861, debido a su tajante oposición contra aquel siniestro acto antipatriótico comandado por el General Pedro Santana.

A pesa de su corta edad de veintidós años Luperón fue uno de los opositores más activos que tuvo el gobierno colonial de España en el periodo anexionista, no solamente en Puerto Plata la cual era su ciudad natal, sino también en moca, la vega y parte de la línea noroeste. Su cabeza era valorada en oro por las autoridades españolas, lo que produjo su exilio en diferentes países como fueron Jamaica, Estados Unidos y Haití; pero aun así logra regresar al país de manera clandestina y nuevamente integrarse a la lucha antianexionista que estallaría de forma mas abierta y organizada con el grito de capotillo el 16 de agosto del 1863, con el emblemático lema de “Libertad o Muerte” dando inicio, de esta manera, a la Guerra Restauradora.


En este periodo hizo alardes de sus grandes dotes militares y su magnifico don de mando en el campo de batalla, ganando combates en difíciles condiciones por la diferencia numérica de las tropas enemigas, la calidad de los medios y los armamentos implementados, como fue el caso cuando fue nombrado Jefe de Jefatura Superior de la provincia de Santo Domingo con la misión principal de detener al General Pedro Santana “Marqués de las Carrereas” el cual se dirigía con un inmenso contingente hacia la ciudad de Santiago, sede principal del Gobierno Restaurador, con el objetivo primordial de sofocar la revuelta.

El General Luperón diezmó las tropas enemigas, con una bestial envestida de guerra de guerrilla que destrozó la moral del Ejército Español, obligando al Marqués de las Carreras a ordenar una vergonzosa retirada; ya que fueron vencidos por un ejército en el cual la mayoría de sus soldados no tenían ni camisas, ni zapatos, armados con palos, piedras, machetes y escasos fusiles, pero rebosados de ése escándesete deseo de ser libres y de morir por su patria.

Éste 8 de septiembre del 2009 celebramos el ciento setenta aniversario del natalicio del General Gregorio Luperón, y recordamos a aquel gran guerrero nacionalista, patriota a carta cabal, político de moral impecable y Primera Espada de la Restauración el cual no solamente luchó por nuestra libertad, sino también que predicó con su ejemplo de honestidad, servicio y entrega a los intereses de la nación.



César Fernández

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