martes, 27 de julio de 2010

Epopeya de un Mártir

El 26 de enero del 1813 sería una fecha recordada eternamente en los anales de nuestra sublime República Dominicana, porque e aquí el nacimiento de un ser que marcaría el inicio de una nueva historia en nuestra pequeña isla, pero en este caso con protagonistas y resultados muy diferentes a los que el público estaba acostumbrado a presenciar día tras día en el teatro de la vida de los suprimidos.
Consternado por los astrosos actos que presenciaba diariamente en la tierra que le vio nacer, producto de una mano negra que quiso recoger donde no había sembrado; decidió marcharse en busca de nuevo horizontes, nuevos conocimientos y nuevas experiencias, para un día no muy lejano regresar y materializar sus sueños, y así, firmarlos con el sello de la libertad.


Al inicial su trayectoria se vio envuelto por la escandecente electricidad revolucionaria que se vivía a cada segundo en el sur de Europa. En aquel lugar pudo observar y estudiar perfectamente aquellas estrategias de espionaje de esos grandes movimientos que lograban filtrarse en el seno de la burguesía predominante, la cual aplastaba a esa suprimida masa con ansias de libertad y aspiraciones de autonomía; y no se puede descartar la remota idea de que el mismo participase en tales o cuales instituciones.

Con el conocimiento necesario por la experiencia recogida en el largometraje de esos años decidió regresar a su pedacito de cielo y poner en práctica lo aprendido. Por consiguiente, forma una sociedad secreta llamada la trinitaria, donde su principal objetivo era predicar una doctrina de revolución y libertad; la cual auguraba sin más preámbulo una indiscutible soberanía. Esta institución inicia con nueve miembros y la misión inmediata de cada uno de ellos eras conquistar tres mas, y estos a su vez, tres mas, hasta que pudiesen tener la fuerza necesaria para luchar contra el invasor.

Ese pequeño grupo se convirtió en poco tiempo en una caterva, abocados para un solo fin, la libertad. Donde mas tarde tuvieron la necesidad de propagar su doctrina más abiertamente, por lo que crearon una nueva sociedad llamada la filantrópica, escondida bajo el velo gris de los ojos del opresor. Cuya entidad tenia sus objetivos bien definidos, el primero, encender la crispa patriótica revolucionaria del pueblo por medio de obras y diálogos que consternaban e hinchaban de valor a los presentes por estar sujetos a un yugo petulante, y el segundo recaudar fondos para la causa revolucionaria.

La hora se acercaba, todos lo sabían, por lo que decidieron amarar los cabos y recibir el apoyo ofrecido por la gente de poder de ese tiempo, la cual ponía a disposición sus riquezas para la causa. Pero no se percataron que para poderse meter al rebaño sin que el pastor lo notase, el lobo se disfrazó de oveja, pero seguía siendo lobo y con el primordial objetivo de devorar a su presa.

Sin mas largas, la dependencia fue consumada el 27 de febrero del 1844, eliminando de ésta manera a los opresores y logrando el nacimiento de una nueva nación a la que se le dio el nombre de República Dominicana.
Pero el lobo comenzó la casería y traicionó la libertad jurada antes sus compañeros del rebaño, desterrando de esta manera al padre de la patria junto con sus ideales y comenzando una fulminante persecución al que no tuviese de acuerdo con su reinado.


Desterrado de su patria, se fue a un lugar muy lejano y allí la muerte le tocó en una tierra ajena a la suya, solo y angustiado; pero aun así día tras día es recordado por los dominicanos y sus ideales son estandarte de libertad y democracia.
Gracias donde quiera que estés Juan Pablo Duarte, padre de la Patria.
César Fernández

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